Qué rápido lees

Me hace gracia porque siempre que comparto el periódico con alguien me lo dice. No viene a cuento de nada pero el domingo, mientras estaba en el Vrenedi desayunando y leyendo la prensa con Cirera, me soltó esa frase y pensé que ya eran varias personas las que me lo decían un domingo por la mañana. Me dio por ponerme nostálgica y pensar que llevo muchos años con esa rutina, lo único que ha ido cambiando es la compañía con la que comparto el desayuno y El País.

Es jueves pero hablaré del sábado pasado

A ver , que no soy a la primera que le pasa. De hecho, conozco a un montón de gente que ha pasado por lo mismo. No creo que por eso sea un desastre, una irresponsable o una borracha.

Todos los días se pierden aviones, no pasa nada por eso. Que hubiese bebido un poco no tiene nada que ver, ni que me acostara a las 4:00 a.m. cuando tenía que levantarme a las 5:00 a.m. Simplemente son cosas que pasan.

Me desperté a las 6:30 a.m. cuando el avión despegaba a las 7:00 a.m. Lo que más me sorprende de todo, es que en vez de seguir durmiendo en plan: "Ya no llegamos ni de coña, voy a dormir un poco más", desperté a Cirera, batimos un record mundial (ayudadas por un taxista suicida) y a las 6:55 a.m. estábamos en el mostrador para facturar. Por supuesto no nos dejaron pero... ¿A que fuimos superrápidas?

En fin, este tipo de cosas se solucionan con dinero y ya está. Cogimos el siguiente vuelo y ese comienzo desastroso no impidió que me lo pasara genial durante el finde.

De todos modos reconozco que perdimos el avión por mi culpa pero Cirera casi estampa el coche contra un árbol, eso es mucho peor.

La noche promete. El finde más. El Lunes no trabajo.

Sólo a mí se me ocurre irme de fin de semana romántico un Sábado a las 7:00 de la mañana cuando la noche anterior tengo una cena "destrozosa" (guiño para las fans de Granjero busca esposa) con las del trabajo. Me da un poco de miedo, pero bueno, espero torear bien el finde por tierras vascas, que hace mucho que no voy.

Las 2 últimas semanas he ido a algún concierto y estaba contenta porque me volvía a entrar el gusanillo de los festivales y se acerca el Primavera Club pero mucho me temo que no podré ir pese a que me apetece muchísimo y ya tengo entrada.

Pero bueno, ahora no tengo eso en la cabeza sino que en 3 horas tendré un gin tonic de Hendrix en la mano. Olé.

Aire de Barcelona (no, no es el Aire que estais pensando)

Supongo que lo que toca es hablar del finde, de cómo fue tener de nuevo por aquí a Pebre, de la cena en la que éramos 10 bolleras (en su mayoría blogueras) o de My lovah Cindy. Pero no, este post es de agradecimiento.

Quiero escribir que siempre estaré agradecida a Carxofa y Alberginia por regalarme una mañana aquí. Me pareció un lugar tan bonito, te tratan tan bien y relaja tanto... fue maravilloso comenzar el Domingo así y creo que es uno de los mejores lugares donde gastarte el dinero.

Ahora sólo pienso en cuándo volveré, en con quién volveré, en con quién me gustaría volver, en a quién le regalaré un bono de masajes y baños allí... Fue una verdadera pasada.

Fiesta My Lovah Cindy

Por fin las My lovah hacen otra fiesta. Será el sábado aquí y la liaremos parda. Estoy especialmente contenta porque además viene Pebre. Olé. Para ir calentando motores y ponerme en modo bollindie, ayer fui al concierto de Tender Forever. Por supuesto, el 99 % de las asistentes era bolleras. Me reí mucho y aunque se abrió un debate en la pelu sobre su belleza (presencia o ausencia de), apoyo a Cirera cuando dice que a ella le superpone.

Ah! Pruna me ha comprado mi regalo de cumpleaños. Mañana estreno zapatos.

Compro huso. No importa su estado, sólo quiero pincharme con él.

Hoy tenía un día sensible. No sé muy bien por qué. Bueno, prefiero no profundizar en los motivos que me llevaban a estar así. Lo importante es que esa estúpida sensibilidad me hacía estar más débil de lo normal y entonces he tenido mala suerte. He tropezado vía telefónica y vía email con uno de esos hijos de puta que hay desperdigados por el mundo. Al colgar el teléfono, la rabia podía más que el autocontrol y necesitaba salir de algún modo y así, en un arrebato de patetismo sin precedentes, me he puesto a llorar delante de mi jefe, de Radiccio y de otros cuantos compañeros de trabajo. Se me han llevado al bar a tomar cervezas pero no he conseguido levantar el día.

Al llegar a casa, incomprensiblemente he intentado curarme con lo que más duele y ahora mismo de lo único que tengo ganas es de hacerme un peti y dormirme 100 años.