Dormir poco, soñar mucho

En mitad de una reunión mi jefe me pregunta si me estoy quedando dormida. En vez de disimular le digo: "sí, ¿tú no?" La sinceridad es muy loable pero casi siempre la utilizo en el momento menos apropiado. A él le hace gracia mi respuesta y no sé que me dice sobre que el Primavera ya terminó hace unos días. Después, para que me dé el aire, decido ir caminando del trabajo a casa sin dar importancia a lo agotada que estoy ni a que llevo los zapatos con más tacón que tengo. Ahora estoy muerta y con los pies protestando y llamándome loca.

Sólo le he contado a Pruna que Cirera se quedó ayer a dormir en mi casa, no me apetece que me echen la bronca. Me ha resultado extraño despertarme a su lado porque inevitablemente asocio esta cama a Albercoc. Ahora me vendrá bien estar unos días sola. Si este finde no hace buen tiempo para ir a la playa, me iré otra vez a subir montañas para huir un poco de todo.