Sin salir de casa

Todavía estoy recluida en el hogar paterno. Ni siquiera soy capaz de caminar erguida pero me encuentro mucho mejor. La Nochebuena fue típica: Mi hermanillo llegó a cenar casi a las 23:00 con el tradicional puntillo gracioso y como somos una familia grande y payasa, la diversión estaba asegurada.

Me fui a la cama a las 3:00 a.m. porque estaba agotada y no me encontraba bien. Era una sensación rara y me preocupé un poco porque me mareaba un poco y como no puedo moverme con agilidad... Mientras me metía con cuidado a la cama, caí en lo que realmente me pasaba: Iba medio borracha!!!

La media botella de vino y los 2 Gin-Tonics habían hecho su efecto y lo que yo creía que era producto del ajetreo de las fiestas en mi cuerpecillo convaleciente, era realmente una turca.