Capítulo cuarto

El balance del fin de semana no ha sido muy positivo porque a mi disgustillo por no estar embarazada, hay que sumarle el gran disgusto que me llevé al saber que Guardiola deja el Barça. Para más inri, me dio un bajón de tensión el Viernes en el Razz que me tuvieron que sacar casi en volandas y a Cirera le robaron el bolso el sábado por la noche en la fábrica de cerveza Moritz. Qué desastre.
Pero he disfrutado mucho también porque por fin convencí a Cirera de que viera Tomates Verdes Fritos. Creo que es la única bollera en el mundo que no la había visto y tenía miedo de que le quitaran el carné.
El preparar sushi para comer un domingo soleado también sube el ánimo y mañana comienza el siguiente asalto porque tengo que ir al IVI. Arranca el cuarto capítulo del culebrón ¿será el último?

Un día de tregua

No esperaba que ayer me viniera la regla. Cada negativo se hace más difícil de masticar y si la primera vez tardé 10 minutos, en esta ocasión agradecí que fuera viernes para tener más tiempo de recuperar fuerzas. Es inevitable estar blandita y que mi cuerpo proteste como puede porque me obligo a ser más fuerte de lo que a veces necesito. Si las analíticas dicen que tengo las defensas bajas es por algo.

Ahora estoy sola en casa y me ha parecido un buen momento para llorar un poco y sacar la tensión que llevo dentro escribiendo. No quiero ánimos hoy, el recuperar fuerzas lo dejo para mañana. Durante unas horas prefiero estar triste porque mi cuerpo me pide estarlo y porque es una putada que se esté alargando tanto este proyecto y no pueda hacer absolutamente nada. Antes o después me quedaré embarazada. Si una cuarta IA tampoco funciona, haremos una FIV y si tampoco una segunda y así hasta que consiga lo que quiero. Pero como digo, hoy me rindo a la tristeza y la rabia que me dominan. Siempre intento tener todo bajo control porque me así es como me siento segura y... bueno, digamos que esto está resultando ser una dolorosa cura de humildad.

La espera

Me inseminaron el Sábado pasado por lo que aún me queda esperar una semana más para saber el resultado. Se hace larga la espera pero no tanto como la primera vez. Lo que peor me sabe en esta ocasión, es que mañana es la Cursa dels Bombers y no podré correrla porque no es muy recomendable correr las primeras semanas si estás embarazada. A mí si lo estuviera no me importaría lo que me supera es no saber si lo estoy y cuidarme mucho para que después salga negativo. Pero bueno, es lo que hay.

La que sí que correrá es Cirera. Me da envidia y siento como que la dejo sola. Es una carrera preciosa y quería que la hiciéramos juntas. Además, aunque sé que llegará sin problemas, no puedo evitar estar intranquila por no poder estar a su lado animándola mientras corre. En fin, que de nuevo la suerte está echada.

Propósito de enmienda

Esta semana estoy muy contenta porque llueve; porque me ha venido la regla y mañana empezaré con los pinchazos de Puregón; porque el Barça ganó ayer; porque sólo trabajo 3 días; porque nos vamos Cirera y yo a Soria y a Zaragoza a pasar estos días tan Santos y porque mi querida novia ya es capaz de correr 8 Km. y está guapísima cuando se pone la ropa deportiva con la que parece profesional.

Mi vida sería completamente perfecta si no fuera por el disgusto que llevo desde ayer por la mañana: La báscula se empeña en sincerarse conmigo y ayer me cantó las 40: En las últimas semanas he engordado 2.5 Kg.

No sé cómo ha podido ocurrir. Corro algo más de 30 Km semanales y muchos días me voy a caminar. Como 5 veces al día y aunque reconozco que algún exceso gastronómico cometo, no creo que sean tan destacables como para tener estas drásticas consecuencias. Ahora para colmo voy a pasar unos días a casa de mis padres y eso implica comer sin control, pero pongo a Dios por testigo de que a partir del Martes me portaré bien y cuidaré mi alimentación hasta límites obsesivos hasta que todo esté de nuevo bajo control.